INSUMAN® N Solución Inyectable

SANOFI-AVENTIS

Insulina Humana

Metabolismo : Hipoglicemiantes Antidiabéticos

Composición: Cada ml de suspensión inyectable contiene: Insulina Humana Recombinante 3.571 mg (que corresponde a 100 U.). Excipientes: M-cresol; Fosfato Sódico Monobásico Dihidrato, Glicerol (85%), Cloruro de Zinc, Fenol, Sulfato de Protamina, Hidróxido de Sodio, Acido Clorhídrico, Agua para Inyectable c.s. La insulina humana Insuman-N es producida por tecnología ADN recombinante usando la cepa K12 no patogénica de Escherichia coli. Insuman-N es una suspensión de insulina isofánica. Después de la mezcla Insuman-N es un líquido blanco lechoso y uniforme (suspensión inyectable), sin grumos, partículas o floculación visible.
Acción Terapéutica: Agente antidiabético de acción intermedia.
Indicaciones: Diabetes mellitus cuando es necesario tratamiento con insulina.
Propiedades: Características farmacológicas: Insuman-N contiene insulina con inicio gradual de acción y duración prolongada. Propiedades farmacodinámicas: Mecanismo de acción: La insulina: Reduce los niveles de glucemia y favorece efectos anabólicos, además de reducir los efectos catabólicos. Aumenta el transporte de glucosa a las células, así como la formación de glucógeno en los músculos y el hígado y mejora la utilización de piruvato. Inhibe la glucogenolisis y la gluconeogénesis. Aumenta la lipogénesis en el hígado y el tejido adiposo e inhibe la lipólisis. Favorece la captación de aminoácidos por las células y la síntesis de proteínas. Aumenta la captación de potasio por las células. Características farmacodinámicas: El efecto de Insuman-N basal (una suspensión de insulina isofánica) es una insulina caracterizada por una acción de instauración gradual y de larga duración. Tras la inyección subcutánea, el inicio de acción de la droga tiene lugar dentro de los siguientes 60 minutos, alcanzándose la fase de máxima acción dentro de las 3 a 4 horas posteriores a la inyección: La duración de la acción es de 11 a 20 horas. Propiedades farmacocinéticas: En sujetos sanos, la vida media sérica de la insulina es aproximadamente de 4 a 6 minutos. Es más larga en pacientes con insuficiencia renal grave. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que la farmacocinética de la insulina no refleja su acción metabólica. Datos preclínicos de seguridad: Se estudió la toxicidad aguda tras la administración subcutánea en ratas. No se encontraron pruebas de efectos tóxicos. Los estudios de los efectos farmacodinámicos tras la administración subcutánea en conejos y perros revelaron las reacciones hipoglucémicas que se esperaban.
Posología: Los niveles de glicemia deseados, las preparaciones de insulina que se van a usar y la dosificación de insulina (dosis e intervalos) deben determinarse de manera individual y ajustarse de acuerdo con la dieta, la actividad física y el estilo de vida del paciente. Dosis diarias y momentos de administración: No existen reglas fijas para la dosificación de insulina. Sin embargo, la dosis promedio que se necesita suele ser de 0.5 a 1.0 UI por kg de peso corporal al día. Las necesidades metabólicas basales representan el 40 al 60% de las necesidades diarias totales. Insuman-N se inyecta por vía subcutánea 45-60 minutos antes de la comida. Cambio a Insuman-N: Al cambiar a los pacientes de una preparación de insulina a otra, puede ser necesario ajustar la dosificación. Así ocurre, por ejemplo, en los casos siguientes: Al pasar de una insulina animal (especialmente una insulina bovina) a insulina humana, Al pasar de una preparación de insulina humana a otra. Al pasar de un régimen exclusivo con insulina regular a otro con una insulina de acción más larga. La necesidad de ajustar la dosis (por ej.: reducirla) puede ponerse de manifiesto inmediatamente después del cambio de tratamiento. Alternativamente, puede aparecer de forma gradual en un período de varias semanas. Tras el cambio de una insulina animal a insulina humana, puede ser necesario reducir la dosificación en particular en pacientes que: Hayan estado controlados previamente con niveles de glicemia bastante bajos. Tengan tendencia a la hipoglicemia. Hayan necesitado previamente dosis altas de insulina debido a la presencia de anticuerpos antiinsulina. Durante el cambio de la insulina y en las semanas siguientes se recomienda establecer un estrecho monitoreo metabólico. En los pacientes que precisen dosis altas de insulina por la presencia de anticuerpos anti-insulina, se debe considerar la posibilidad de llevar a cabo el cambio bajo supervisión médica en un hospital o contexto semejante. Ajuste secundario de la dosis: La mejora del control metabólico puede dar lugar a una mayor sensibilidad a la insulina, con la reducción consiguiente de las necesidades de ésta. Puede requerirse asimismo un ajuste de la dosis, por ejemplo: Si se produce un cambio en el peso del paciente. Si cambia el estilo de vida del paciente. Si aparecen otras circunstancias que puedan inducir una mayor sensibilidad a la hipo o hiperglicemia (véase: "Advertencias y Precauciones"). Poblaciones especiales: Ancianos: En ancianos el requerimiento de insulina puede disminuir (véase: "Advertencias y Precauciones"). En pacientes ancianos con diabetes, es recomendable que la dosis inicial, el aumento de dosis y el mantenimiento de la dosis sea moderado para evitar reacciones hipoglicémicas. La hipoglicemia puede ser difícil de reconocer en los ancianos (véase:"Advertencias y Precauciones"). Insuficiencia hepática y renal: Las necesidades de insulina pueden ser menores en pacientes con insuficiencia hepática o renal (véase: "Advertencias y Precauciones"). Administración: Insuman-N se administra por vía subcutánea. Insuman-N no debe ser administrada por vía intravenosa. Sólo se deben usar jeringas de inyección diseñadas para esta concentración de insulina (100 UI/ml). Las jeringas de inyección no deben contener ningún otro principio activo ni residuo (por ej.: trazas de heparina). La absorción de insulina y, por tanto, el efecto hipoglicemiante de una dosis puede variar según se practique la inyección en un área u otra (por ej.: la pared abdominal en comparación con el muslo). Los puntos de inyección, dentro de un área de inyección determinada, deben cambiarse de una inyección a otra. Insuman-N no debe ser mezclada con insulinas especialmente diseñadas para bombas de insulina. Insuman-N no debe ser mezclada con insulinas de origen animal o con insulinas análogas.
Modo de Empleo: Condiciones de conservación en uso: Una vez que el frasco-ampolla está en uso puede mantenerse a una temperatura hasta 25°C, siempre protegido del calor y de la luz directa. En estas condiciones el frasco-ampolla no debe usarse más de cuatro semanas (es útil anotar la fecha de la primera extracción en la etiqueta del frasco-ampolla). Los cartuchos en uso (ya colocados en el aplicador) o que se transportan con uno como repuesto para reemplazar un cartucho agotado no se deben conservar a temperatura superior a 25°C (pero no es necesario conservarlos en heladera). En esta condición y protegidos del calor y de la luz directa pueden ser utilizados hasta dentro de las cuatro semanas de retirados del refrigerador.
Efectos Colaterales: La hipoglicemia, en general el efecto indeseable más frecuente de la terapia con insulina, puede producirse si la dosis de insulina es muy elevada en relación con las necesidades de la misma. Las crisis hipoglucémicas graves, especialmente si son recurrentes, pueden producir lesiones neurológicas, incluyendo coma y convulsiones. Los episodios hipoglicémicos prolongados o graves pueden tener un desenlace fatal. En muchos pacientes, los signos y síntomas de neuroglucopenia están precedidos por signos de contrarregulación adrenérgica. En general, cuanto mayor y más rápido es el descenso de la glicemia, más marcado es el fenómeno de contrarregulación y sus síntomas. Se han informado errores de medicación en los que otras formulaciones de Insuman-N u otras insulinas fueron administradas accidentalmente. Las siguientes reacciones adversas relacionadas procedentes de investigación clínica se describen a continuación utilizando una clasificación por órgano-sistema y en orden decreciente: muy frecuentes (>1/10); frecuentes (>1/100 a <1/10); poco frecuentes (>1/1.000 a <1/100); raras (>1/10.000 a <1/1.000); muy raras (<1/10.000), desconocidas (no se pueden estimar de los datos disponibles). Las reacciones adversas se presentan en orden decreciente de gravedad dentro de cada frecuencia. Trastornos del sistema inmunológico: Reacciones inmediatas de tipo alérgico frente a la insulina o los excipientes (frecuencia desconocida) pueden por ejemplo, estar asociadas con reacciones cutáneas generalizadas (frecuencia desconocida), edema angioneurótico (frecuencia desconocida), broncoespasmo (frecuencia desconocida), hipotensión (frecuencia desconocida) y shock (frecuente) y pueden poner en riesgo la vida del paciente. La administración de insulina puede dar lugar a la formación de anticuerpos anti-insulina (frecuencia desconocida). En raras ocasiones, la presencia de estos anticuerpos puede precisar un ajuste de la dosis de insulina para corregir una tendencia a la hiperglicemia o a la hipoglicemia. Trastornos del metabolismo y de la nutrición: La insulina puede ocasionar retención de sodio (frecuencia desconocida) y edema (frecuente), especialmente si el tratamiento insulínico intensivo corrige un control metabólico previo deficiente. Trastornos oculares: Un cambio importante en el control de la glicemia puede provocar un trastorno visual temporal (frecuencia desconocida), debido a la alteración temporal de la turgencia y del índice de refracción del cristalino. La mejora a largo plazo del control de la glicemia reduce el riesgo de progresión de la retinopatía diabética. Sin embargo, la intensificación de la terapia con insulina, con una abrupta mejora del control de la glicemia, puede dar lugar a un deterioro temporal de la retinopatía diabética (frecuencia desconocida). En pacientes con retinopatía no proliferativa (frecuencia desconocida), particularmente si no ha sido tratada con fotocoagulación, episodios de hipoglicemia severa pueden resultar en amaurosis fugaz. Trastornos de la piel y del tejido subcutáneo: Al igual que con cualquier terapia insulínica, se puede producir una lipodistrofia (frecuencia desconocida) en el punto de inyección que retrase la absorción local de la insulina. El cambio continuo del lugar de inyección dentro de un área de inyección determinado puede ser útil para disminuir o evitar estas reacciones. Trastornos generales y alteraciones en el lugar de administración: Reacciones leves en el lugar de inyección ocurren frecuentemente. Ocurren, con frecuencia desconocida, las siguientes reacciones en el sitio de inyección: eritema, dolor, prurito, urticaria, hinchazón o inflamación. La mayor parte de las reacciones leves a las insulinas en el lugar de inyección, se resuelven habitualmente en unos días o en pocas semanas.
Contraindicaciones: Hipersensibilidad al principio activo o a cualquiera de los excipientes del producto (véase: "Composición"). Insuman-N nunca se debe inyectar por vía intravenosa y no debe usarse en bombas de infusión ni en bombas de insulina externas o implantadas.
Advertencias: Advertencias y precauciones especiales de empleo: Advertencias especiales: Hiperglicemia: Puede producirse aumento de los niveles de glicemia, hiperglicemia, cetoacidosis o estados hiperosmolares, por ejemplo, en los casos siguientes: si las dosis de insulina son demasiado bajas en relación con la ingesta de carbohidratos; - si el efecto de la insulina ha disminuido (por ej. debido a almacenamiento incorrecto); si se reduce el ejercicio físico; si se reduce la sensibilidad a la insulina debido a estrés emocional o físico resultante, por ejemplo, de un traumatismo, una intervención quirúrgica, una infección febril u otra enfermedad. Si se administra de forma concurrente medicamentos con efecto hiperglicemiante. Si la pluma funciona mal, también puede ser debido a que las dosis de insulina sean demasiado bajas, provocando una hiperglicemia. Entre los signos y síntomas de desequilibrio metabólico hiperglucémico figuran los siguientes: sed, poliuria, glucosuria, cetonuria, cansancio, piel seca, enrojecimiento facial, anorexia, hipotensión y taquicardia. En especial, se debe considerar la posibilidad de cetoacidosis concomitante en caso de vómitos, dolor abdominal, respiración profunda rápida, somnolencia y coma. Un deterioro grave del control metabólico puede significar riesgo vital. En función de la disponibilidad de insulina, la cetoacidosis se puede desarrollar en horas o en días. En cuanto se reconozcan signos y síntomas potenciales de deterioro del control metabólico, hay que determinar la glicemia y las cetonas urinarias y, en caso necesario, instaurar el tratamiento sin demora. Hipoglicemia: Puede producirse hipoglicemia si la dosis de insulina es demasiado alta en relación con las necesidades de insulina. Entre los posibles síntomas y signos de neuroglucopenia figuran los siguientes; cefalea, voracidad, náuseas, vómitos, laxitud, sopor, trastornos del sueño, agitación, agresividad, trastornos de la concentración y de las reacciones, ánimo deprimido, confusión, trastornos del habla, afasia, trastornos visuales, temblor, parálisis, trastornos sensoriales, sensaciones de hormigueo y de adormecimiento en la zona de la boca, mareos, pérdida del autocontrol, sensación de desamparo, delirio, convulsiones cerebrales, somnolencia, pérdida de la consciencia, incluido coma, respiración superficial, bradicardia. El cuadro clínico de un ataque hipoglucémico grave puede parecerse al de un accidente cerebrovascular. La mayoría de pacientes controlados pueden tener episodios de hipoglicemia ligeros sin padecer síntomas de neuroglucopenia marcados. En muchos pacientes, los signos y síntomas de neuroglucopenia están precedidos por signos de contrarregulación adrenérgica. En general, cuanto mayor y más rápido es el descenso de la glicemia, más marcado es el fenómeno de contrarregulación y sus síntomas. Entre éstos se incluyen sudoración, piel pegajosa, ansiedad, taquicardia, hipertensión, palpitaciones, angina de pecho y arritmias cardíacas. Las crisis hipoglicémicas graves, especialmente si muestran un patrón recurrente, pueden producir lesiones neurológicas. Los episodios hipoglicémicos prolongados o graves pueden tener un desenlace fatal. Los síntomas de alarma hipoglicémica pueden cambiar, ser menos pronunciados o no existir: tras un episodio previo de hipoglicemia; en pacientes cuyo control glicémico ha mejorado notablemente, por ejemplo con tratamiento insulínico intensivo (véase también el apartado precauciones especiales de empleo); en los casos en que la hipoglicemia se desarrolle gradualmente; en pacientes de edad avanzada; si existe una neuropatía autónoma; en pacientes con historia larga de diabetes; en pacientes con una enfermedad psiquiátrica; en pacientes que reciban tratamiento concurrente con determinados medicamentos. Si se observan valores normales o incluso disminuidos de hemoglobina glicosilada, hay que considerar la posibilidad de que existan episodios recurrentes e inadvertidos de hipoglicemia, especialmente nocturnos. El riesgo de hipoglicemia es alto: al iniciar el tratamiento con insulina; tras el cambio a una preparación de insulina diferente; en pacientes con un control casi óptimo de la glicemia; en pacientes con fluctuaciones notables de los niveles de glicemia. La probabilidad de hipoglicemia aumenta también en pacientes con historia de episodios hipoglucémicos graves. Hay muchos factores que aumentan la sensibilidad a la hipoglicemia. Entre ellos figuran los siguientes: regímenes de dosificación inadecuada de insulina, dosis demasiado altas, errores en la administración; falta de cooperación del paciente (especialmente en los ancianos: incapacidad para cooperar); omisión de comidas; comidas más escasas de lo habitual; cambios en la dieta; vómitos, diarrea; consumo de alcohol (razón: disminución de la glucogénesis), especialmente en combinación con ayuno; ejercicio físico desacostumbrado, aumentado o prolongado; pérdida o reducción de la conciencia de los síntomas de aviso de hipoglicemia; mejoría de la sensibilidad a la insulina debido, por ejemplo, a la eliminación de factores de estrés; trastorno de la función renal (razón; menores necesidades de insulina debido a disminución de la degradación de la misma). En los ancianos, el deterioro progresivo de la función renal puede producir una disminución grave de la función hepática (razón: reducción de la capacidad de gluconeogénesis, disminución de la degradación de la insulina que reduce las necesidades de ésta). Ciertos trastornos de descompensación del sistema endocrino que influyen en el metabolismo de los carbohidratos o en la contrarregulación de la hipoglicemia (p. ej., en el hipotiroidismo y en la insuficiencia hipofisiaria anterior o adrenocortical). Administración concurrente de otros medicamentos con acción hipoglicemiante. Cambio en el punto de inyección (razón: diferencias en la absorción). Estos factores pueden requerir un control particularmente estricto y obligar al ajuste de dosis. En general, la hipoglicemia se puede corregir con la ingesta inmediata de carbohidratos. Para adoptar inmediatamente una acción correctora inicial, los pacientes deben llevar siempre consigo un mínimo de 20 g de glucosa.
Precauciones: En los pacientes con insuficiencia renal, las necesidades de insulina pueden reducirse a causa de la disminución de su metabolismo. En los ancianos, el deterioro progresivo de la función renal puede producir una disminución constante de los requerimientos de insulina. En los pacientes con insuficiencia hepática grave, las necesidades de insulina pueden disminuir a causa de la reducción de la capacidad de gluconeogénesis y la disminución del metabolismo de la insulina. Si el control de la glicemia no es óptimo o si el paciente tiende a padecer episodios hiper-o hipoglicémicos, se debe revisar la adherencia del paciente al tratamiento prescrito, los sitios de inyección y las técnicas apropiadas de inyección y todos los demás factores relevantes antes de considerar el ajuste de la dosis de insulina. Hipoglicemia: Puede producirse hipoglicemia si la dosis de insulina es demasiado alta en relación con las necesidades de insulina. Como sucede con todas las insulinas, hay que tener especial cuidado, y es recomendable intensificar el control de la glicemia, en pacientes en los cuales los episodios hipoglicémicos puedan tener especial relevancia clínica, como los pacientes con estenosis significativa de las arterias coronarias o de los vasos que irrigan el cerebro (riesgo de complicaciones cardíacas o cerebrales de la hipoglicemia), así como en pacientes con retinopatía proliferativa, especialmente si no se han tratado con fotocoagulación (riesgo de amaurosis fugaz seguido de hipoglicemia). Los pacientes deben conocer las circunstancias en que los síntomas de alarma de hipoglicemia se ven reducidos. Los síntomas de alarma de la hipoglicemia pueden cambiar, ser menos pronunciados o estar ausentes, por ejemplo: Si el control glucémico ha mejorado notablemente, si la hipoglicemia se desarrolla gradualmente, pacientes ancianos, pacientes con neuropatía autónoma, pacientes con largo historial de diabetes, pacientes que reciben tratamiento simultáneo con determinados medicamentos (ver Interacciones). Estas situaciones pueden ocasionar una hipoglicemia grave (y posiblemente la pérdida del conocimiento) antes de que el paciente sea consciente de su hipoglicemia. Si se observan valores normales o disminuidos de hemoglobina glicosilada, hay que considerar la posibilidad de que existan episodios recurrentes e inadvertidos (especialmente nocturnos) de hipoglicemia. El cumplimiento por parte del paciente del tratamiento y el régimen dietético, la correcta administración de insulina y el reconocimiento de los síntomas de hipoglicemia, son esenciales para reducir el riesgo de hipoglicemia. Los factores que incrementan la sensibilidad a la hipoglicemia requieren una especial vigilancia y pueden obligar al ajuste de la dosis. Estos incluyen: Cambio del área de inyección, incremento de la sensibilidad a la insulina (por ej.: al eliminar factores de estrés), ejercicio físico desacostumbrado, aumentado o prolongado, enfermedad intercurrente (por ej.: vómitos, diarrea), ingesta inadecuada de alimentos, omisión de comidas, consumo de alcohol, ciertos trastornos de descompensación del sistema endocrino (por ej.: hipotiroidismo e insuficiencia adrenocortical o de la pituitaria anterior), tratamiento concomitante con ciertos medicamentos. Enfermedades intercurrentes: Las enfermedades intercurrentes exigen una intensificación del control metabólico. En muchos casos, está indicada la realización de análisis de orina para detectar la presencia de cuerpos cetónicos y a menudo hay que ajustar la dosis de insulina. Los requerimientos de insulina a menudo aumentan. Los pacientes con diabetes del tipo 1 deben continuar consumiendo al menos una pequeña cantidad de carbohidratos de forma periódica, aun cuando sean incapaces de comer o coman sólo un poco, o padezcan vómitos, etc., y nunca deben interrumpir completamente la administración de insulina. Embarazo: No se dispone de datos clínicos sobre embarazos de riesgo para insulina humana. La insulina no atraviesa la barrera placentaria. Es esencial que las pacientes con diabetes preexistente o gestacional mantengan un buen control metabólico durante el embarazo. Las necesidades de insulina pueden disminuir durante el primer trimestre y generalmente aumentan durante el segundo y tercer trimestre. Inmediatamente después del parto, las necesidades de insulina disminuyen de forma rápida (aumento del riesgo de hipoglicemia), siendo esencial un control cuidadoso de la glucosa. Lactancia: Las mujeres en período de lactancia pueden necesitar ajustes en la dosis de insulina y en la dieta. Efectos sobre la capacidad para conducir y utilizar máquinas: La capacidad de concentración y de reacción del paciente puede verse afectada a consecuencia de una hipoglicemia o una hiperglicemia o, por ejemplo, como consecuencia de un trastorno visual. Esto puede ser causa de riesgo en situaciones en que estas capacidades sean de especial importancia (por ej.: conducir un automóvil o manejar máquinas). Debe advertirse a los pacientes que adopten precauciones para evitar una hipoglicemia mientras conducen. Esto es particularmente importante en aquellos pacientes con ausencia o reducción de la capacidad para percibir los síntomas de aviso de hipoglicemia, o que padecen episodios frecuentes de hipoglicemia. Deberá considerarse la conveniencia de conducir o manejar máquinas en estas circunstancias.
Interacciones Medicamentosas: Diversas sustancias afectan al metabolismo de la glucosa y pueden requerir el ajuste de la dosis de insulina humana. Entre las sustancias que pueden intensificar el efecto hipoglicemiante e incrementar la sensibilidad a la hipoglicemia se cuentan los agentes antidiabéticos orales, inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA), disopiramida, fibratos, fluoxetina, inhibidores de la monoamino-oxidasa (MAO), pentoxifilina, propoxifeno, los salicilatos y los antibióticos del tipo sulfonamidas. Entre las sustancias que pueden reducir el efecto hipoglicemiante se incluyen corticosteroides, danazol, diazóxido, diuréticos, glucagón, isoniazida, estrógenos y progestágenos (por ej.: en los anticonceptivos orales), derivados de fenotiacina, somatotropina, agentes simpaticomiméticos (por ej.: epinefrina [adrenalina], salbutamol, terbutalina) y hormonas tiroideas. Los betabloqueadores, clonidina, sales de litio o el alcohol pueden potenciar o debilitar el efecto hipoglicemiante de la insulina. La pentamidina puede provocar hipoglicemia que algunas veces puede ir seguida de una hiperglicemia. Además, bajo la influencia de medicamentos simpaticolíticos como los betabloqueadores, clonidina, guanetidina o reserpina, los signos de contrarregulación adrenérgica pueden atenuarse o desaparecer.
Sobredosificación: Síntomas: La sobredosis de insulina puede conducir a hipoglicemia grave, en ocasiones de larga duración y poner en riesgo la vida. Medidas: Los episodios leves de hipoglicemia se pueden tratar normalmente con carbohidratos por vía oral. Ajustes en la dosificación del medicamento, las dietas o el ejercicio físico podrían ser necesarios. Los episodios más graves con coma, crisis o trastornos neurológicos se pueden tratar con glucagón intramuscular/subcutáneo o con solución de glucosa concentrada por vía intravenosa. Una ingesta sostenida de carbohidratos y observación al paciente pueden ser necesarios porque la hipoglicemia puede recurrir tras una aparente recuperación clínica. Ante la eventualidad de una sobredosificación concurrir al hospital más cercano o comunicarse con el centro de información toxicológica de la Universidad Católica (CITUC) 226353800.
Conservación: Condiciones de conservación y almacenamiento: Conservar entre +2 ºC a +8 ºC. No congelar. Evitar el contacto directo de Insuman-N con el compartimiento del congelador o con envases congelados. Una vez que el frasco-ampolla está en uso, puede mantener hasta 25°C, protegidos del calor y la luz directa. En estas condiciones el frasco-ampolla puede ser utilizado hasta dentro de las 4 semanas retirados del refrigerador (es útil anotar la fecha de la primera extracción en la etiqueta del frasco-ampolla).
Observaciones: Mantener fuera del alcance de los niños.
Presentaciones: Envase conteniendo 1 frasco-ampolla de 5 y 10 ml.